lunes, 23 de mayo de 2016

21.05.2016 ITX-13, continúa la re-exploración‏

Subimos a Itxina disfrutando de un día veraniego, aunque las previsiones de la meteo nos hacen llevar chubasquero y paraguas para la bajada.
Volvemos a la zona del pasamanos sobre el P-18, a por la escalada que detectamos la semana pasada, en la zona en que comienza a descender el techo.
Realizamos la escalada sin contratiempos y sorprendidos de no tener que clavar un solo tornillo; la colada vertical por la que remontamos esconde insospechados anclajes naturales en los lugares convenientes.
Una vez arriba se nos presenta una pequeña galería que vuelve a relanzar nuestras esperanzas. La corriente de aire es muy tímida y parece entrar y salir, unido a que a los 5 metros comenzamos a arrastrarnos, nos resitúa rápidamente. Recorremos gateando  y topografiando 25 m hasta que el conducto se vuelve impenetrable. La tarea de desobstrucción que adivinamos por delante no se justifica, aun así decidimos dejar equipada la escalada para el día que intentemos el diálogo de mazas entre la ITX-13 y Otxabide, no queremos pasar por alto nada que quede relativamente cercano a la zona que imaginamos de posible conexión.
Una vez en la base de la escalada, aprovechamos para continuar topografiando de nuevo la zona del pasamanos, hasta el paso bajo. Ahora que con el foco vemos mejor los techos de la chimenea, queremos mejorar la representación topográfica.
Terminada la tarea en la zona del pasamanos, volvemos hacia la base de los pozos y unos metros antes de llegar remontamos la escalada que nos conduce hacia la gran galería y los pozos finales. Atravesamos las diaclasas y estrecheces iniciales reconociendo solo en parte éste sector de la cavidad al que llevamos muchos años sin haber vuelto.

Recorremos la gran galería revisando techos con nuestras potentes luces y foco, al igual que nos ha ocurrido en la zona del pasamanos, visualizamos mucho mejor las chimeneas que llegan por el techo. No localizamos ninguna escalada de interés. Llegamos a la cabecera del primer pozo de 20 m, de la serie final de pozos. Solo traemos una cuerda de 27 m y apenas nos da para instalar la larga rampa de acceso y un poco de la vertical. No tenemos ficha de instalación de éstas verticales y estimamos que solo éste primer pozo quizá nos lleve más de 50 m de cuerda.
Con el foco observamos el fondo de la diaclasa, por encima del pozo de 20. Se observan huecos, que pudieran indicar una continuación del paleonivel por el que venimos. Pensamos que habrá que intentar acceder, pero las oquedades están a más de 20 m de distancia, el pozo de 20 por debajo, y parece que las coladas que hay en la pared nos quieran invitar a un viaje incómodo. Habrá que descender el pozo y ver desde abajo si el techo baja o no y nos enfrascamos en la larga travesía.
Un poco antes de llegar al P-20 localizamos una diaclasa estrecha en la margen derecha, por la que sube una potente corriente de aire. No nos entretenemos mucho a mirarla, la estrechez del conducto y que está en suelo de coladas húmedas no nos invita a pensar podamos abordar su desobstrucción.
Remontamos y por tercer día consecutivo volvemos a salir al exterior con luz y una vez más llegamos a Pagomakurre secos, a pesar de los negros presagios.

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