lunes, 8 de febrero de 2016

06.02.2016 ITX-200 escalada en G. Papelitos‏

De nuevo el buen tiempo nos acompaña en Itxina, aunque el fuerte viento nos hace subir blindados de ropa. Vamos a la ITX-200, Aitor, Iñaki, Zalba y David.
Para Zalba será una entrada de toma de contacto con una exploración de intensidad media en el Gorbea. Aitor e Iñaki, entran los primeros, derechos a realizar una escalada vista hace unas semanas en la confluencia de la G. Papelitos y la G. Papuas.
Zalba y David entramos más tranquilos, una vez en Beste Gela, tomamos las cuerdas dejadas del desequipe del Afluente Hilo Guía y nos vamos a las cabeceras del  Afluente Papuas, para limpiar y revisar toda la cuerda. El caudal del afluente en cabecera es pequeño, pero localizando un pequeña poza y con paciencia rescatamos el color de los testigos de la cuerda. Una parte de la cuerda queda en Beste Gela y la otra en la base de la escalada hacia Urtebete´ko Opariak.
Continuamos el descenso por la Sala del Eco, a buscar a los escaladores. Cuando llegamos hasta ellos recién han terminado la escalada y están revisado un pequeño laberinto de galerías freáticas, en parte ya conocido, porque habíamos accedido a él desde otra escalada. Triste recuento de nuevos metros que escasamente alcanzan los 30 m nuevos.
Mientras desequipan la escalada, Zalba y David continuamos descenso hasta el río; -270 m.p. Zalba rompe suelo y pisa su primer rio subterráneo. Nos dirigimos a la sala Mila Aurpegian, vamos a la búsqueda de la galería Perdida, que tampoco en ésta ocasión localizamos (se acrecienta así todavía más la leyenda de la Perdida y seguimos sin tener remota idea de dónde se ubica, aunque la imagen de la escalada que da acceso a ella permanece muy viva en nuestro recuerdo, pero desconectada del camino a seguir hasta ella),
Revisando una galería fósil, oímos a Aítor e Iñaki que están en el río, unos 20 m por debajo nuestro. El ruido del río dificulta la comunicación pero después de unos cuantos gritos,  podemos descartar una escalada que teníamos fichada justo bajo un goteo perenne que nos tenía mosquedados, pues bien, nos ahorramos la escalada. Un rato después nos juntamos los cuatro en el campamento de 1.997 a 1.999, junto al río (hasta que lo cambiamos a la Sala del Eco). Tras un rato de anécdotas y batallitas, ponemos rumbo a la calle.
En el exterior la lluvia nos quiere regalar todo el agua que hemos estado esquivando lo que llevamos de invierno, y la horita de bajada nos deja bien empapados.

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